Todo empezó hace muchos años con VmWare, con la cuál conseguí probar muchos sistemas operativos sin tener que cargarme el mío y, la verdad, no me extrañó que con el tiempo sacasen tantas versiones empresariales, porque la verdad es un software muy útil.

En una de mis múltiples incursiones a otro tipo de software (qué se le va a hacer, la fidelidad informática no es mi fuerte xD), descubrí VirtualBox hace un tiempo y realmente me encantó. Básicamente hace lo mismo que un VmWare básico (con versión libre, OSE, o no libre, PUEL, teniendo cómo diferencia el soporte de usb), pero con una integración en el sistema totalmente brutal, con cosas como redimensionar la ventana implica un “cambio de resolución” en el SO virtualizado, o cosas como que las ventanas que abras en el SO virtualizado se vuelvan ventanas en tu propio sistema… Vamos, una gozada de ver.

Sin embargo, y para que no se me olvide, siempre tengo que hacer un par de cosillas antes de ponerme a juguetear con él, que básicamente son las siguientes:

1. Añadir el usuario que uses al grupo de usuarios que crea VirtualBox. Hacerlo es tan sencillo como ir al apartado de manejo de grupos y añadir al usuario tuyo, o hacer un
   gpasswd -a nombre_de_tu_cuenta vboxusers

   a tu usuario.

1. Si estás usando la versión PUEL, añadir el soporte de usb al fstab, poniendo algo como ésto:
   none /proc/bus/usb usbfs devgid=1001,devmode=664 0 0

   teniendo en cuenta que el devgid es el identificador del grupo de usuarios de VirtualBox.

1. Pase lo que pase… instalar la aplicación para el sistema virtualizado, sea en el sistema que sea, dado que así se activarán todas las opciones que ofrece VirtualBox (además de rendimiento).

Así que si tenéis ganas de probar (sobre todo si estáis en Linux), probarlo, que merece la pena ^^

Actualización: Alfonso nos ha pasado en los comentarios unos links muy buenos sobre virtualización (éste y éste), además del enlace a la charla que dio en el hackmeeting (aquí).

Más información: Entre tuxes y pepinos, Kriptópolis