El otro día ya mencioné el tema del hielo en navidades, así que hoy continuaré un poco con ello… Y por ejemplo una imagen:
Aquí podemos observar el estado de una casa a las 11 de la mañana un día cualquiera en diciembre: fijaos en el techo de pizarra que tiene un matiz blanco, fijaos en los árboles de alrededor o en esa lona que hay delante de la puerta de la casa…
¿Qué hay común? Sí, un tono blanco la mar de agradable. Y es que las heladas son algo habitual de todos los días por estos lares y siempre es algo que echo mucho de menos allí dónde esté. Eso, y el andar sobre hierba y escuchar el crack, crack, de la hierba helada quebrándose bajo tus pies.
Más detalles, por ejemplo, el andar por la noche. Típico momento de fiestas nocturnas andando entre antro y antro de mala muerte, con un tránsito aproximado de unos 10 minutos por la calle… Cuando entras en el segundo antro te das cuenta de que tu perfecto chaquetón de cuero tiene un saludable color blanquecino cristal y que, claro, tu cara está mucho más rígida de lo que debiera…
Y sin embargo le acabas cogiendo cariño a este clima y, encima, la sensación de estar sano y fuerte cuál árbol de hojas perennes.
Así que ya saben, tengan cuidado con los hielos tramposos, pero no le odien, que es su amigo más fiel (hasta en esas bebidas infames de verano ^^)
Darklady says:
Qué curioso… hace poco estaba comentando esto mismo por aquí. Aquí también hay heladas increibles por la noche… y es algo que hecho de menos en Barcelona. Cuando me levanto y miro por la ventana y está todo con esa finita capa blanca ^_^ O cuando por cualquier cosa tengo que coger el autobús para ir a Vitoria y todo, todo el monte, los campos, los caserios, los pastos… todo está teñido de ese color. Resbalones, miles…. crack, crack, al andar, pero yo también le tengo cariño ^^
Black Hole says:
Si es que el hielo es precioso, y quien diga que no, es que no ha vivido por estos lugares nunca ^^