Paseando por el baúl de los recuerdos (que Internet tiene ese mérito), me encontré con una canción de Amistades Peligrosas que estuve tarareando muuuuucho allá por el 96 y no, no es ninguna de las típicas de este grupo. Gracias al baúl de las imágenes en movimiento (youtube, para más información), tengo aquí el vídeo con la canción:

La canción fue dedicada a un gallego que no quería seguir viviendo en la manera en que lo estaba haciendo y, si escuchas la letra un par de veces e interpretas las metáforas fáciles que tiene, llena enseguida la mente de imágenes de agonía y de encarcelamiento.

Y da que pensar el que debe sentir una persona que se encuentre en un estado “sin retorno”, consciente y lúcida, con un dolor atroz y sin perspectivas de “vida práctica”. ¿La muerte realmente es una solución? Una solución drástica en todo caso, dado que la muerte implica la negación de todos los esfuerzos que has/han parecido durante toda una vida y la desaparición en todo el universo de tu microuniverso.

Vuelvo a la pregunta, ¿es una solución? Mi opinión es… no sé. Por un lado me parece que siempre hay que darle una oportunidad más a la vida… ¡con lo que cuesta todo desde que naces! pero imaginarme situaciones tan exasperantes como el depender totalmente de otra persona o el sufrir dolores infinitos durante todos los días hace que desaparezcan las ídeas de dedicarme a meditar si no puedo hacer otra cosa.

Y también es cierta otra cosa, la muerte antes o después llegará, así que, ¿que más da si a partir de un día determinado la vida de una persona deja de ser “vida” para ella misma?

Ideas confrontadas, la verdad, y aunque también podría pensar que cada uno puede decidir que hacer con su vida, también recuerdo que cada uno está en una minisociedad que sufrirá por su desaparición y que, quizás, deje de influir en otros… ¿es bueno eso?

Más información: Wikipedia