Después de las grandes sagas del metro que chapotea, del metro que no chapotea pero tampoco despega, nuestro amigo el gusano de tierra o múltiples menciones llega: el metro de Madrid crea vida.

Más o menos eso es lo que puedes pensar viendo el estado en que se encuentran las papelera, el suelo, las paredes, los boquetes en las paredes, los olores, el agobio, los vagones, las estaciones y, en resumen, cualquier cosa que tenga un asomo de relacionarse con el metro de Madrid.

Y es que tantos días sin limpieza (siguen de huelga) solo pueden ser buenos para las infecciones y amiguitos de ellas. Porque eso de ir andando por una parada de metro y sentirme en un western viendo como una pelusa enorme (la cuál estoy seguro que podría comerse un caniche) va dando vueltas de un lugar para otro, no puede ser bueno.

Ah, y como curiosidad de lo bien organizado que está, un pequeño apunte. ¿Os parece normal que en la estación de Méndez Álvaro (estación de autobuses y cercanias, además del metro), el 1 de enero (fecha en la que hay que empezar a usar los nuevos abonos de transporte y que coincide con mucha gente que vuelve a trabajar a los madriles) estén las taquillas cerradas (entendible por el día que es) y que de las 4 máquinas que tienen para expedir billetes solo funcione una con importe exacto o tarjeta? Os podéis imaginar hasta dónde llegaba la cola para conseguir desde un abono a un billete sencillo…

A ver cuál será la continuación de esta gran saga ^^